Esta joven paquistaní, que en el 2014 a los 17años obtuvo el premio Nobel de la Paz,es conocida por su defensa del derecho a la educación femenina de su país.
Malala adquirió notariedad al escribir un blog para la BBC utilizando el seudónmo de Gul Makai. En este blog denunciaba las atrocidades sufridas bajo el régimen del Tehrik-i-Taliban, que ocupó militarmente el valle del río Swat matando a muchos de sus habitantes, destruyendo las escuelas y prohibiendo la educación de las niñas entre el 2003 y el 2009.
Esta es una de sus escandalosas afirmaciones para la cultura talibán: "La educación es un poder para las mujeres, y eso es por lo que los terroristas le tienen miedo a las mujeres. Ellos no quieren que una mujer se eduque porque entonces esa mujer será poderosa".
"Hubo un momento en que las mujeres activistas pidieron a los hombres que lucharan por sus derechos. Pero esta vez vamos a hacerlo por nuestra cuenta".
En el valle de Swat, el nacimiento de los varones es celebrado y el de las mujeres ocurre detrás de una cortina. En tiempos de la cultura talibán el destino de las mujeres es la cocina, a vivir ocultas, a no poder salir solas a la calle, a transitar toda su vida con atuendos que la tapan por completo y a preparase para procrear, preferentemente antes de los 18 años.
Cuando Malala comenzó a recibir amenazas, su padre decidió que ella tenía que tomarse un tiempo para resguardarse y callar. La muchacha se indignó y se opuso a su padre alegando que él le había enseñado a soñar y a luchar por una vida mejor."Así nuestra voz se multiplicará, aunque la muerte llegue".
El 9 de octubre del 2012 fue víctima de un atentado en Mingora, cuando talibanes subieron al autobus escolar en el que se encontraba Malala y le dispararon con un fusil alcanzándola en el cráneo y en el cuello. El portavoz del grupo terrorista afirmó que volverían a intentar matarla y reivindicó el atentado en un comunicado en el que reiteraban que la "sharía", que está contra el modelo educativo secular, les obligaba a ello.
La joven fue internada en un hospital de la capital de su país, donde le extrajeron una bala que tenía alojada en el cuello, cerca de la médula espinal. Luego fue trasladada a Gran Bretaña, con el objetivo de programar las cirugías reconstructivas que se debían realizar por las heridas sufridas.
En febrero del 2013 fue dada de alta, aunque continuó con la rehabilitación. Tuvieron que implantarle en el cráneo una placa de titanio y también un dispositivo auditivo en el oído izquierdo.
Desde entonces, Malala vive en Birmingham, donde su padre ocupa el puesto de agregado de educación del Consulado de Pakistán.
Su primera intervención pública fue a través de un video en el que anunciaba la creación de un fondo de ayuda para la educación de su país.
Malala prosiguió con sus estudios secundarios en Gran Bretaña.
En el 2013 se publicó su autobiografía con el título "Yo soy Malala", escrita por la periodista británica Christina Lamb, en la que describe su vida antes y después del ataque. En el libro la joven reconoce sus aspiraciones políticas, el pasado fundamentalista de su padre.
En cada oportunidad que tiene de manifestarse públicamente, reivindica el poder de la palabra para luchar contra el terrorismo y defender el derecho a la educación, para aprender no sólo los conocimientos de materias sino de la "igualdad" y " a respetar la cultura y la religión de otros".
Mientras en Occidente se la aplaude y cobija, en su país la sentencian y el régimen talibán la amenaza sistemáticamente de muerte a ella y a su familia. El régimen aún no desestimó el deseo de asesinar a Malala.
"Si tenemos una nueva oportunidad, definitivamente la mataremos y nos sentiremos orgullosos de eso".
Luego de escuchar esta declaración, lejos de amilanarse, Malala anunció: "No quiero ser más médica, ahora quiero ser política. Sueño con ser electa Primera Ministra de Pakistán, así podré invertir más dinero en la educación".
"TENIAMOS DOS OPCIONES, ESTAR CALLADAS Y MORIR, O HABLAR Y MORIR, Y DECIDIMOS HABLAR".
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